El autobús. Autora: Mar Panzano

Los viajes ciberespAciales también esconden sorpresas, alegrías,… y encuentros ciberespEciales. Navegando, no sé muy bien ni cómo, ni cuándo, ni dónde, hace poco; la conocí a ella. Nuestras teclas se cruzaron y acabamos queriendo hacer algo blog-juntas.Ella es una amante de los libros, de la pintura, de las series, del cine… y tiene una interesante y elegante web donde comparte sus reflexiones, relatos, recuerdos, poemas… Hoy inauguro esta sección compartiendo con vosotros el relato que me ha enviado. Muchas gracias linda Mar Panzano

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El autobús

Íbamos en un autobús que parecía que se iba a desmontar en cualquier momento. Cada pocos kilómetros, el motor estallaba en una serie de pequeñas explosiones que nos hacían pensar que, en el siguiente tramo, íbamos a quedarnos tirados en mitad de la carretera. Un extraño ruido metálico, similar al de un montón de herramientas moviéndose de un lado a otro dentro de una caja, llenaba el silencio somnoliento del auto. No podía parar de preguntarme si lograríamos llegar a nuestro destino sin terminar perdiéndonos en mitad de la nada. Mientras tanto, intentaba hacer caso omiso a esos extraños sonidos que inundaban el silencio de la noche, mirando a través de la ventanilla a un paisaje que estaba sumergido en la oscuridad. No había ningún rastro del firmamento ni de la pequeña luna que debería de estar bañándolo todo con su clara luz. Era incapaz de ver el yermo paisaje salpicado de matorrales que me decía que por fin estaba en casa, ni la fina capa de polvo que se extendía por él, manchándolo con sus colores desérticos. Empecé a toquitear todo lo que me rodeaba, menos mal que mi compañero de viaje estaba totalmente KO y no iba a pensar que estaba perdiendo el juicio. Abría y cerraba el sistema de ventilación, intentando apagar la corriente de aire frío que salía a través de él; subía y bajaba el reposabrazos, clicando los botones que escondía sin que pasara nada; probé a bajar un poco el asiento y me quedé un rato con cara de salmón embobado mirando al techo, hasta que al final caí en un estado de duermevela. En un momento dado, dejé de distinguir lo que era real de lo que no, los sueños se mezclaban con la realidad y un montón de pensamientos sinsentido comenzaron a cobrar vida en mi cabeza. De repente, abrí los ojos. ¿Soñaba? Un millar de lucecitas anaranjadas se abrían paso por lo que parecía una enorme ciudad fantasma. Todavía no tenía muy claro si estábamos ya dentro de ella o solo la estábamos rodeando, pero en ninguno de los dos casos, daba la sensación de que fuésemos a poner fin a nuestro largo trayecto. Con el típico empanamiento que se suele tener nada más despertarse, me dejaba llevar por el baile de luces que iban y venían, sin terminar de discernir la forma de los edificios de donde provenían. ¿Dónde me había metido? ¡A ver, si me había saltado la parada correcta y ahora estaba en la otra punta de España! Aquel repentino nerviosismo me ayudó a salir de mi estado de ameba y los engranajes de mi cabeza empezaron a girar, desengrasando motores. Me pegué lo máximo posible a la ventana. ¡Dios, estaba helada! Por unos segundos, una mancha de vaho desdibujó el paisaje al otro lado del cristal y las luces se volvieron más fantasmales aún. Rápidamente, borré su huella, dejando tan solo unas finas líneas como recuerdo. Creí vislumbrar la gran torre en forma de gota de agua. No debíamos de estar muy lejos de la estación. Sin embargo, la sensación de que nunca terminábamos de llegar no me la podía quitar de encima. Esperé. Esperé. Esperé… ¡Y aún seguíamos en la carretera, rodeados de esas luces tan horribles! ¿Seguro que esa era la torre? Joder, ¿seguro que era mi ciudad? ¿Cómo no iba a ser capaz de reconocerla? <<Ay, pero es que parece mucho más grande y a mí este camino no me suena…>>. No recordaba ningún viaje en bus que hubiese sido tan largo, sobre todo, una vez habíamos pasado la torre en forma de gota de agua. Pero ¿cómo iba a ser posible algo así? Todo me sonaba, al mismo tiempo que no reconocía nada. ¿No estaría en uno de esos sueños donde se deforman lugares conocidos por otros totalmente inventados? Mi compañero de viaje seguía enterrado en su enorme abrigo naranja, había optado por ocultar su cara dentro de la capucha de borreguillo para que nadie – o séase yo – le molestara con su charla incesante. No sabía si debía de despertarle o no, necesitaba decirle a alguien lo que ocurría. Tenía la sensación de que algo no andaba bien…

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8 respuestas a “El autobús. Autora: Mar Panzano

  1. Muchísimas gracias por acompañarme en esta ciberaventura entre teclas y castigos de Facebook, y por compartir y valorar de esta manera mi trabajo. Para mí ha sido toda una experiencia conocerte y espero que este sea el primero de muchos proyectos juntas. Quién sabe, igual algún día acabo mandándote mi primer cuaderno de viajes 😉 Un saludo muy grande 😘

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    1. Gracias a ti linda Mar 😀 Recuerdo que el primer post tuyo que leí fue sobre tus dudas con la escritura, las teclas…Yo solo espero que esta colaboración te anime a disipar dudas, dragones mentales y que nunca, nunca, dejes de leer y escribir 😉 Y que conste en actas que me hará mucha ilusión recibir ese primer cuaderno de viajes 😀 Lo de regalarte una hucha antisaqueos sigue en pie 😉 😀 jejeje Un abrazo enoooorme.

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  2. Me ha gustado mucho el estilo narrativo de Mar, natural, espontáneo, me atrevería a decir que «juvenil», aunque este último calificativo quizá esté influido por el hecho de haber visitado su blog y comprobar su juventud. Sea como fuere, he leído este relato con gran interés, hasta el punto de desear conocer esa continuación que nos promete. ¿Será una experiencia onírica o paranormal? Esperaré pacientemente la segunda parte.
    Gracias a las dos, a la escritora y a la bloguera-viajera-propiciadora de este encuentro.
    Abrazos.

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    1. Me alegro mucho que te haya gustado compañero de teclas 😀 . Ella es joven pero madura, es un soplo de aire muy fresco, muy limpio,…una brisa marina total 😉 y una perla en potencia 😉 Nos alegra haberte dejado con ganas de más 😀 Habrá que estar muy pendiente de ese autobús. Muchas gracias Josep por tu fidelidad y compañía, es un lujo tenerte cerquita y estoy convencida que a Mar le encantará ciberconocerte a ti y a tus re-fantásticos relatos. Un abrazo enorme.

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    2. ¡Muchas gracias a ti, Josep! Por tus palabras de ánimo y por el interés puesto en mi relato. A veces, esto de escribir es como lanzar palabras sueltas al aire y esperar a que alguien las recoja con su red… Me han comentado que tú también escribes, con que estaré encantada de pasarme ahora un ratito con mi red a atrapar algunas de tus palabras. ¡Un saludo muy grande!

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